Soy un Nómada. Mis únicas Banderas son el cielo del día y el manto de estrellas en la noche. Mi Tierra está allí donde piso. Mi cultura es la que comparto e intercambio con las personas que encuentro en el camino. Mi himno es el canto de los pájaros, el susurro de los arroyos cristalinos y el bufido del viento en bosques y cumbres. Mi gente sois tod@s, aunque todavía no os conozca.

martes, 23 de agosto de 2011

Vignemale por la Moscowa


Acabamos de llegar a San Nicolás de Bujaruelo. Mi compi y yo hemos preparado las mochilas con toda la atención del mundo puesta en su peso...hay algo que podamos dejar?... Valorando la ruta, dejamos finalmente algunos hierros, arneses, los piolets, ropa de recambio... Las cosas "innecesarias" se van a quedar atrás...porque nos espera una buena, y aun así las mochilas son un lastre...
  • Y el hornillo??? ... debo haber olvidado el hornillo!!! - exclamo sorprendido.
  • Bueno...no pasa nada...mira, menos peso! Jajaja – es lo que responde mi compi siempre buscando el punto positivo.
Tras valorar los víveres que podremos llevar sin cocinar, creemos que tendremos suficiente. Nos colgamos las mochilas y remontamos el Valle del Ara desde el puente de Bujaruelo. Tardamos menos de dos horas en llegar a la Cabaña de Labaza y todavía tenemos una hora escasa de luz solar... Así que tras parar un momento seguimos la marcha y ascendemos por la derecha del Torrente de Labaza ganando altura. El plan: intentar el Vignemale y dos tresmiles más subiendo por el corredor de la Moskowa.

La pendiente es muy pronunciada, y cuando nos alcanza la noche estamos sólo a unos 2100 m de altura. El sendero es difícil de seguir, sólo hay algunos hitos y muchas veces cuesta encontrarlos. Paramos para cenar cerca de una roca que se levanta plana sobre la ladera. Una cena fría, iluminados por los frontales y los truenos de la tormenta que se acerca. La noche es muy oscura, ya que la Luna no ha aparecido y las nubes abosorben toda la luz. Después continuamos subiendo, con ciertas dificultades.


Estamos a 2300 (aprox) cuando encontramos un sector de grandes rocas...un farallón de unos 20 m de ancho que ofrece una mínima posibilidad de vivac muy precario...pero la lluvia comienza y según las reseñas no encontraremos sitios mejores hasta mucho más arriba. Hemos arañado 500m de desnivel a la Cabaña... y eso nos anima mientras nos metemos en nuestros sacos y fundas de vivac. Son casi las 12 de la noche. Mañana solo tendremos 1000 m. más de desnivel...
  • Te invitaré a comer en Baysellance – me promete mi compi. Las raciones de altura que nos quedan no serán suficientes para retornar al punto de inicio...eso nos queda claro.
La tormenta será breve y el cielo se aclara. Las fundas nos protegen a la perfección...pero la corta noche se hace larga por la incomodidad. A través de la visera de mi funda observo en entrevela la silueta cambiante de la Montaña que tengo delante, veo las estrellas fugaces que pasan vivas, el tililar de las estrellas que van viajando lentamente por el firmamento... dormimos algo, nos acomodamos cada dos por tres buscando algo de comfort... y así hasta que a las 6 de la mañana, las luces de la Luna y los primeros rayos oblicuos de Sol nos permiten ver con suficiente claridad para preparar un desayuno frío y escaso: bebida isotónica de naranja, y galletas. Y a eso de las 7 comenzamos de nuevo a ascender pesadamente...

Dos horas después, estamos delante del corredor de la Moscowa. Paramos para hidratar, comer y untarnos de crema solar. Y enfilamos el corredor. Casi no hay nieve, la temperatura es de pleno desierto, y los crampones que arrastramos no nos van a servir. La ruta, en estas condiciones, es más dura, ya que el suelo descompuesto de tierra suelta y piedras nos hace sufrir en cada paso. Aunque llevamos protecciones, las botas, que nos cuecen literalmente los pies, están comenzando a llagarnos seriamente... Pero llegamos a la chimenea en una hora. El paso está catalogado de II+, y sí...tiene su qué... Pero no utilizamos cuerda. Con la cabeza fría y estudiando bien cada paso, llegamos a la arista... y ahi si que me impresiono bastante: aérea, cortada...vertiginosa.

Entomamos entonces la arista hacia la derecha (NE), y tras pasar varios dientes, comenzamos un pesado flanqueo...casi otra hora más. El Sol sigue castigando...El collado de lady lister se acerca.... Pero cuando llegamos a la cresta, el collado nos queda a unos 150m a la izquierda. Estamos en la falda del Cerbillona. La visión sobre el Glaciar y los Picos es un regalo que merece por supuesto el super esfuerzo que hemos hecho.Y nos sentimos felices...



Mercè se queda cuidando sus pies y preparando los últimos sandwichs. Yo paso por el Collado que me parece un lugar mágico...Imagino a Cazaux y Lady Lister sobrecogidos con las vistas del Glaciar...que entonces debía ser mucho más voluminoso e impresionante. Subo al Pico Central, tomo fotos, y bajo en unos minutos al lado de mi compañera. Tras almorzar, subimos al Cerbillona y en su cumbre descartamos subir el Clot de la Hount...Así que bajamos al Glaciar, y cramponeando nos acercamos a la base del Pique Longue.


Dejamos las mochilas y subimos grimpando a pelo...con una alegría inmensa porque entonces somos conscientes que esa Montaña soñada, hoy nos va a dejar subir, va a premiarnos con su cima en un dia que aunque tórrido, es claro y azul... Y sí. Unos minutos después estamos allá arriba...impresionante. Pero aquí no acaba la Montaña. Todos sabemos que hay que bajar... Y las dos horas hasta el Refugio -en el que vivaquearemos de nuevo pero en unas condiciones más aceptables y tras devorar unos spaghettis y un buen tazón de cacao con leche- se nos hacen algo largas...

Bajar,...bajar...bajar...las rodillas sufren...bajar...una grieta abierta...salto...bajar...bajar...piedras y más piedras...duelen las llagas...bajar...más piedras...

Una jornada agotadora que acaba a eso de las 16 hs. Tras diez horas de marcha, no damos para más.



Y el regreso al día siguiente hasta Bujaruelo, serán 6 hs inolvidables que dan para escribir un par de páginas más...la cabaña de Lourdes, la subida por el prado hasta el collado de Bernatuara...el lago que me habría bebido entero, la sed, el manantial que reaviva...


Vignemale por la Moscowa...una ruta que había soñado desde hacía muchos años, una Montaña que me llamó cuando subimos el Perdido...Porque a veces las Montañas llaman...pero ellas no tienen ninguna prisa en que tú las subas.