Ascensión en Solitario al Puigmal. 30 Nov. 2012.
… Qué frío!... uf!… no puedo
respirar, el viento se me lleva el oxígeno ... no entiendo...he estado muchas veces aquí y nunca he
sentido esto… pero …¡¡qué frío por dios!!... la capucha?… dónde está mi
capucha?... la siento aletear zumbando...- flap flap flap flap- aix!...…me duelen los
oídos…y mi ojo…me duele el ojo…y mi capucha!? Dónde está mi capucha??
Tanteo con mis manos y salgo del bucle de pensamiento, pero no siento nada…el viento ha arrancado mi capucha??
Y entonces miro a mi sombra que se
proyecta en la nieve helada. Veo que la capucha está encima de mi gorro de
lana, bien puesta, en su sitio. Me llevo la mano al rostro para protegerme del
furioso vendaval helado y giro la cara... Es entonces cuando me doy cuenta que
he estado una fracción de tiempo “en blanco”, en una extraña sensación. Veo la
cima a unos cientos de metros de mí…continuo?
- -
Evidentemente: adelante!... ya no falta nada.
Sin embargo esta cima sencilla que he subido
muchas otras veces, alguna también en hivernal y solitario, nunca me había
parecido un cielo-infierno como el de hoy. Apenas me sostengo en pie dando bandazos
al son de las rachas que deben rondar los 60km/h. Cuando llego a la cumbre intento hacer fotos. La
cámara se abre pero se cierra sola. El
obturador se queda bloqueado. Por
supuesto ni se me ocurre quitarme el guante exterior. Intento disfrutar el
paisaje que se extiende en un engañoso cielo azul profundo… pero hoy aquí no
hay quien disfrute. Miro mi altímetro-termómetro: Marca casi -13ºC !! (réstale
por sensación…). Me empiezan a doler las manos. Nada. Hoy no hay almuerzo en
cumbre, no hay ratito al Sol contemplando el paisaje. Hoy hay que salir
zumbando de aquí pero YA. Solo espero que alguna de las fotos haya quedado
medio bien… y si no… es igual…vamos…abajo!
Durante el descenso las manos
empiezan a doler considerablemente. Dejo los bastones colgando, y concentro mi
atención en cada paso por seguridad, hago movimientos con los dedos para
coger calor. Pese al doble guante, paso un mal rato.
- Imagina perder aquí un guante: saldría volando tal y como han volado los bastones cuando subía. Almenos los bastones no han llegado demasiado lejos, pero un guante… un guante llegaría hasta Andorra, por lo menos. Buf. Mejor no pienses… Vamos a bajar, a llegar a un punto a resguardo de esta ventisca que por suerte es seca y no va acompañada de nieve en suspensión… no pienses en tanta gente que… no pienses. Mueve las manos… pies? Los pies bien, calientes… el resto del cuerpo? Bien…caliente. La cabeza? … algo fría…mejor.
- Imagina perder aquí un guante: saldría volando tal y como han volado los bastones cuando subía. Almenos los bastones no han llegado demasiado lejos, pero un guante… un guante llegaría hasta Andorra, por lo menos. Buf. Mejor no pienses… Vamos a bajar, a llegar a un punto a resguardo de esta ventisca que por suerte es seca y no va acompañada de nieve en suspensión… no pienses en tanta gente que… no pienses. Mueve las manos… pies? Los pies bien, calientes… el resto del cuerpo? Bien…caliente. La cabeza? … algo fría…mejor.
Tardo un buen rato en encontrar
un tramo del descenso en el que el Sol aprieta y el viento no se siente.
Intento entonces recuperar energía: la banana está helada, la hago puré con mis
manos mientras intento separar la piel del fruto. El chocolate está congelado.
Apenas puedo chuparlo y encontrarle el sabor. El agua también se me ha
congelado, aún así brota un chorrito que me hidrata al tiempo que me hiela el
gaznate. Debería haber traído el termo con algo caliente. Miro el altímetro:
-8º … bueno, va haciendo más calorcito… sonrío: calorcito.
- Pero... Por qué me meto en estas situaciones?
Unas semanas, casi un mes, de
muchísimo trabajo en mis proyectos. Una sensación de libertad al ver la primera
nevada. Un impulso bien pensado y analizado. Una necesidad de estar SOLO en una Montaña Grande, con la
nieve, el frío… Y eso es lo que he tenido. Nunca había sentido tanto frío.
Nunca la Montaña se había mostrado tan dura y amenazante, con su engañoso
aspecto celestial en blancos, negros y fondos azules. He buscado al invierno, y
me lo he encontrado de cara, de sopetón. En su forma más brutal. Como un placaje de rugby.
Cuando iba subiendo tuve mis
dudas al enfrentarme a las primeras rachas. De no ser porque esta Montaña la
conozco como la palma de mi mano, bien seguro me habría tirado atrás. Ha habido
momentos en los que cada paso se me hacía un esfuerzo supremo. Parecía como si
las piernas se moviesen en una balsa espesa de fango: tal era la fuerza del
aire!. Pero bien… ese era el desafío que hoy me propuso la Montaña: quieres
subir?...será así, con mis condiciones. Y si no, no subirás.
Siempre he dicho que Las montañas
Mandan. Nadie las conquista. Ellas son al final las que quizás se dejen subir.
Y si hablamos desde los corazones, son ellas las que roban el tuyo para
siempre…
Almenos hoy no hay dolor, sino
una profunda sensación de enamoramiento y satisfacción. Habrá regreso a casa con los seres queridos.
Nota: No salgas solo/a. Tramita una licencia Federativa. Avisa de tu itinerario. Analiza la Meteo. Equípate convenientemente. Fórmate en Cursos de Alpinismo, Supervivencia y Orientación. Entrena y cuida tu preparación física y tu alimentación. Nunca subestimes a una Montaña por pequeña que sea, ni sobrevalores tus fuerzas.