Una excursión al Circo de Ulldeter, sin más pretensiones que disfrutar de las primeras nieves de este invierno, del paisaje y de la compañía de las grandes Montañas vestidas de blanco.
Siguiendo la meteo día tras día, decidí finalmente postponer la salida a Ulldeter hasta el viernes, para probar las primeras
nieves y una buena parte de mi nuevo equipamiento. Por lo visto, podían ser las mejores
condiciones en todo el fin de semana. Así que pasé el miércoles y jueves a la espera, cerrando
algunos temas profesionales y el viernes
amanecí en el coche, camino de las grandes Blancas con una mochila cargada de ilusión.
Llegado al sector de Hospitalets,
el hostal Pastuira, donde comienza la pista de ski de montaña de Vallter 2000,
me equipé y preparé la mochila tanto para hacer alguna canal como para esquiar.
El inicio de la pista me indicaba que tendría que cargar con los esquís
seguramente algunos tramos. Y así fue.
Casi hasta llegar al Refugio de
Ulldeter, a 2200 m., la nieve era escasa, helada y dura. Remonté las pendientes inclinadas con continuos cambios de
equipo: que si ahora ski, que si ahora crampones, que si ahora a bota pelada…
Pese a la incomodidad que eso supone, la vista de los Fajols recién nevados
compensaba con creces las pesadas y repetitivas maniobras.
A la altura del refugio la nieve en la pista era algo más generosa, pero tan helada que realmente no era más que una
costra dura y resbaladiza en la que las pieles de foca perdían adherencia.
Algunas rampas tuve que remontarlas en zig-zag, en escaleta o a paso tijera…
Era uno de los objetivos del día: practicar técnicas de progresión. Así que me lo tomé como
práctica y aprendizaje. Eché de menos las cuchillas, y tomé buena nota mental
de ello para la próxima ocasión.
Paré en el Refugio para decidir
el siguiente paso y tomar algunas fotos. Tras valorarlo, y viendo lo poco practicables que estaban las canales de los Fajols, decidí continuar hacia Marmotas en modo SKIMO. Ascender a
Bastiments, con mi pésimo nivel de descenso y la calidad de la nieve, me pareció
imposible. Así que me puse en marcha y continué ascendiendo un poco por
intuición y fuera de la pista marcada. Durante la travesía encontré también algunas placas heladas y generosas congestas con más de 60cm de nieve acumulada, todo un disfrute. El circo de Ulldeter es sin ninguna duda un paraje precioso y sumamente conmovedor cuando se viste de invierno.
La segunda parte de la excursión se convirtió en uno de esos momentos en los que vives la Montaña, hablas con ella, en los que la sientes y la disfrutas al cien por cien. Cuando el único sonido es el viento y ni siquiera
escuchas tu respiración agitada, cuando la verdadera compañía no es otra que las grandes blancas, que te hacen
sentir tan pequeño y tan enamorado de la vida.
Sin prisas, disfrutando, absorbiendo detalles como el Torb* que levantaba la nieve dibujando
penachos blancos en los picos cercanos,
llegué finalmente a Marmotas, a 2550 m. El viento era ya bastante fuerte y la sensación térmica rondaba los -10º. Mi cámara se negaba a funcionar y cada toma de vídeo se convertía en un imposible: tal era el frío que las baterías, que había cargado a conciencia, aparecían agotadas como por arte de magia. Por un momento me planteé no quitar las pieles de foca y bajar más
seguro, caminando si era necesario. Pero había venido a seguir aprendiendo, así que
finalmente opté por bajar como mandan los cánones. Guardé las pieles y me
dirigí al descenso. Las dos primeras rampas pronunciadas ya me dieron un aviso: la nieve
era tan dura, y mi técnica tan básica, que me costó descender sin problemas. Aunque la pasada temporada había realizado esta ruta en tres o cuatro ocasiones sin problemas, esta vez las condiciones eran muy diferentes.
Unos cientos de metros más abajo sufrí una caída que no olvidaré nunca: por lo estúpido de caerse, por el intenso dolor y por el estrepitoso chasquido que surgió de mi pierna izquierda. Regresar al coche fue toda una aventura. Unas cuantas semanas de rehabilitación y de reposo forzado me esperaban...
Unos cientos de metros más abajo sufrí una caída que no olvidaré nunca: por lo estúpido de caerse, por el intenso dolor y por el estrepitoso chasquido que surgió de mi pierna izquierda. Regresar al coche fue toda una aventura. Unas cuantas semanas de rehabilitación y de reposo forzado me esperaban...
* Torb: Palabra catalana de orígen latino que significa "remolino". Designa el fenómeno de nieve en suspensión levantada por vientos fuertes en días de bajas temperaturas. Se considera un tipo de tormenta severa que, desafortunadamente, se cobra vidas cada año en nuestras montañas.