Soy un Nómada. Mis únicas Banderas son el cielo del día y el manto de estrellas en la noche. Mi Tierra está allí donde piso. Mi cultura es la que comparto e intercambio con las personas que encuentro en el camino. Mi himno es el canto de los pájaros, el susurro de los arroyos cristalinos y el bufido del viento en bosques y cumbres. Mi gente sois tod@s, aunque todavía no os conozca.

viernes, 7 de octubre de 2011

Escalando en Escales


Avanzábamos como Muflones a través de los matojos de Boj, zarzas y carrascas...la pendiente pronunciadísima ponía a prueba nuestro equilibrio al tiempo que los pies resbalaban sobre la superficie descompuesta de arenas y piedras sueltas... A nuestra derecha se levantaba una cresta rocosa tras la cual, los muros impresionantes se alzaban hacia un cielo azul puro en el que volaban los Buitres de la Colonia.

- Y es por aquí seguro?...
- Mirad!...en esa roca hay una cuerda!

Domingo. Ayer mismo habíamos subido al Besiberri Sur, y tras una noche en la que no pudimos descansar tanto como nos hubiera gustado -a excepción de Oregón que se llevó unos tapones de cera- hoy nos dirigimos con el resto del grupo de Madteamer@s que iba a dedicar la jornada a escalar en Escales. LLegados a Sopeira, descendimos hacia el río y la central eléctrica. Y allí, nos dividimos.

La mayor parte del grupo se quedó en las paredes nada más cruzar el puente... Pero nosotros nos dirigimos por un sendero que remontaba a la izquierda a unos 200 m más allá, justo al lado de la central...

Jochi abría el paso, también cargaba con la cuerda y los elementos necesarios para hacer un poco de escalada deportiva, en su mano el viento agitaba las reseñas de las vías de este sector de la muralla. Oregón no lo tenía del todo claro. Pese a ser una gran deportista, era la primera vez que iba a escalar. Masnovita se dejaba llevar, y yo, con el equipo puesto, disfrutaba de la sensación de elevarme sobre los meandros del río al tiempo que planeaba mentalmente con los aviones roqueros que cazaban su almuerzo al vuelo. El tintineo de mis hierros colgantes del arnés, como siempre, embriagaban mis sentimientos con el mejor de los ritmos metálicos...tin clitin quiticlin tin...


Y sí...había cuerdas. Los pasos que protegían las vías de escalada eran suficientemente verticales y romos como para hacer necesarios unos pasamanos que asistieran la progresión por una casi vía ferrata... A nuestra espalda, el impresionante patio vertical abría un abismo en nuestros estómagos...

Finalmente, tras un par de pasamanos y flanquear la Muralla por un senderillo de cabras, llegamos a las vías. Seleccionamos una sencilla, acorde a nuestros niveles como grupo.

-Parece un IV...ésta está bien no?....
- Permíteme abrirla a mí -dije-... Ostras!, me hace una ilusión tremenda ir de primero...

Y asi fue. Solamente fue cuestión de colgarme una decena de cintas del arnés, ya que entreveíamos sólo en parte la vía y calcular por exceso siempre será mejor que quedarse corto. Hice el ocho, me encordé y comencé a trepar asistido por mis pies de gato en los que ya empiezo a confiar suficiente tras unas cuantas sesiones de bulder y escalada. Es magnífica su adherencia a las rocas, casi parece mentira que pueda haber tantas diferencias entre un calzado normal y estas superficies de goma española cocida... Oregón, que pudo probarlas cuando llegó su turno ya que tenemos el mismo pie, casi no podía creerlo...

Foto: Jordi Cano


Fue sencillo. Había cazos a diestro y siniestro en los que alternar pies y manos. Primera chapa, primera cinta...segunda chapa segunda cinta...ojo!...la cuerda había pasado al revés... Me paré sobre mis talones y cambié la dirección de la cuerda...ahora. Disfruté el momento, cada contacto con la pared caliza me transmitía muchas impresiones difíciles de contar... Por un momento desaparece el viento, el Sol, el mundo... todo se automatiza, la respiración es profunda y lenta, pausada...los movimientos se encadenan sin casi consciencia...

- Reunión!... - Monté la reunión ràpidamente y me dispuse a bajar...

Nos fuimos alternando. Masnovita subió de segundo. Después llegó el turno de Oregón que tras la trepada entre My Goods! variados tuvo un momento de pánico a la hora de bajar... Cosas que pasan...Lo solucionamos entre todos con gritos de apoyo y un millón y medio de indicaciones verbales... Después fue Jochi, al que tuve el honor de asegurar, quien subió a lo Cherokee con los pies descalzos...

Se hacía ya tarde. El Sol abrasaba. Comenzamos el descenso, pero encordados... para aumentar la confianza, la seguridad, y hacer de la experiencia un momento inolvidable y no tener nada de lo que arrepentirnos... y algún que otro My Good!...siguió resonando en el valle de los Buitres...

La primera escalada de Oregón...:)