Soy un Nómada. Mis únicas Banderas son el cielo del día y el manto de estrellas en la noche. Mi Tierra está allí donde piso. Mi cultura es la que comparto e intercambio con las personas que encuentro en el camino. Mi himno es el canto de los pájaros, el susurro de los arroyos cristalinos y el bufido del viento en bosques y cumbres. Mi gente sois tod@s, aunque todavía no os conozca.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Sr. Puigmal



Caen las pequeñas bolas de granizo desde el cielo oscuro al tiempo que mis pasos siguen el estrecho sendero. Cuando éste se desdibuja entre el pasto que comienza a crecer, tengo la sensación que camino sobre almohadas... Mi compañero se desplaza silencioso delante mío... Abrevan los caballos en el Torrente espumoso que alegre canaliza el agua que riegan las cumbres. Siento con más intensidad si cabe cada momento restante para llenar mi espíritu de estas sensaciones que, nunca se sabe, no sé cuándo podré repetir. De hecho, nunca podrán repetirse ya que los momentos son únicos, irrepetibles, y de ahí el valor que les confiero.

Ya se acaba por hoy, apenas faltan unos minutos para volver al punto de inicio, y pocos más para despedirnos hasta la próxima del Señor PuigMal.



No recuerdo exactamente cuando fue el primer "intento". Si la memoria no me falla, debía ser el año 87...88 quizás. Éramos 3. Bajamos del Tren en Planoles y comenzamos a acarrear como mulas las pesadísimas mochilas. Además, hacíamos turnos para llevar la canadiense de 5 plazas con su avancé... Eran tiempos en los que salir al Monte era una experiencia más cercana al "into the wild"... buscabámos la excusa de subir una Montaña para alejarnos del entorno que nos absorbía día tra día. Y nos llevábamos literalmente una casa completa. Desde luego, en esa ocasión, no pasamos de Ventolà, e instalamos nuestro campamento cerca del pueblecillo... y ahi acabó el intento. Pasamos un par de noches y dimos algunos breves paseos. Nos deleitamos con las vistas de amaneceres sobre el valle de nieblas que se levantan, con las noches oscuras de cielos sembrados de puntos luminosos, con el crepitar del fuego y el baile de las llamas anaranjadas.

Fueron "mejorando" las intentonas. En ocasiones nos arrimábamos a la gigante en plena noche, pero una leñera en Queralbs nos acogía con un "que no falte de ná"... y allí que nos quedábamos sin pensarlo... Y la Montaña seguía estando allí unos meses después... unos años después...


 
La primera vez que me dejó subir, caminamos durante la noche a la luz de las luciérnagas que mostraban mágicamente el camino. Vivaqueamos en las ruinas de un antiguo refugio de piedra sin techo -que ahora ya no existe o almenos no he visto- y al amanecer acometimos la cima a la brava sin saber muy bien por dónde discurrían los senderos más utilizados. Y una vez en la cima, abrimos una lata de fabada y repusimos fuerzas para continuar después la larga carena: Eina, Finestrelles, Noufonts... Creo que fué cerca del Noucreus cuando la niebla se nos echó encima y tuvimos que aguardar durante horas sin mover el culo de nuestras mochilas. Cuando apareció un lago en la vertiente francesa y pudimos orientarnos, descendimos a toda prisa llegando en plena noche al Refugio del Águila...



Y han habido tantas otras veces... con tant@s compañer@s, amig@s... Taga, mi pequeña pastora belga cruzada, subió conmigo en solitario muchísimas veces. Finalmente, con la confianza que dan los sucesivos encuentros, subí en solitario un genial día recién nevado y helado de febrero de 2006...

Todo esto pasa por mi mente mientras el granizo se ha ido conviertiendo paulatinamente en agua. Retorno a mí mismo de este viaje interior. Miro atrás por si alguna de las marmotas o rebecos que nos han acompañado me envían un último chillido, una cabriola de despedida... busco en el cielo oscuro la silueta de los buitres ... Pero ya está. Relincha un caballo...


Se acabó la magia. Se abre la puerta del coche y mientras mi compañero se cambia, yo simplemente me siento a contemplar cómo se estrellan las gotas sobre el parabrisas...y escucho el ritmo de la canción de despedida del Sr. Puigmal, un viejo conocido...
 
...Por cierto! ...hicimos cima entre la niebla aunque el día había comenzado soleado, por la normal, desde font Alba. Descendimos por la Coma del Embut... o eso me dijo Gerardo.


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