- Nos vamos!
- A dónde? - si... es un diálogo que se repite muchas veces...
- A dar un paseo... qué tal a Collserola?
En un momento -los días festivos,... a según qué horas de los días laborables es muy distinto- estamos haciendo las curvas famosas de la carretera de la Arrabassada. Poco antes de llegar al Tibidabo, nos salimos de ésta a la derecha, en una salida que si no conoces puedes dejar atrás sin darte cuenta. Dejamos el coche. Está lleno de ciclistas. A nuestra derecha se abren dos amplias pistas... Me fijo en el cartel indicador y le hago una foto...ese va a ser el mapa ...que no miraré en toda la ruta.
Todo fluye libremente: antes de llegar a la pista se abre un sendero en principio sucio y con pinta de intransitable que desciende el valle hacia el N. Tímidamente nos adentramos en él... En un par de minutos estamos envueltos por la Biomasa en forma de pinos, robles, encinas, lianas, enredaderas, arbustos ...Canta un Tudor (torcaz) en la espesura, y decenas de otros pájaros pequeños lo acompañan a coro...huele a humus, a tierra, a humedad, a agua, a vida... el Bosque nos absorbe, y con cuidado descendemos pausadamente evitando resbalones, sorprendiéndonos con la alfombra de musgo que parece cubrirlo todo, con las macetas improvisadas sobre tocones caídos en el sendero, con los líquenes que parecen llorar de alegría por el reencuentro... Son viejos conocidos estos indicadores de la salubridad del ecosistema. Ya hace mucho tiempo que vago de tanto en tanto por estas lindes... aunque este camino no lo conozco. Y eso es lo que más me motiva: que estoy descubriéndolo! Que lo estamos descubriendo!
En un rato breve de unos minutos que no he contado, llegamos a la Font Groga. A mi gusto es un lugar tétrico, extraño, de ninfas oscuras... Lo están restaurando, vemos los ladrillos y sacos de cemento apilados a su vera. Continúamos. Tengo el Sol a mi espalda, así que iremos girando buscando ese círculo que nos devuelva al inicio. Cogemos el camino que desciende a Este, y en unos minutos llegamos al Torrente de la Salamandra. (?). Me sorprenden las grandes palmeras que intuyo como palmitos ... aunque nunca había visto ninguno con troncos de 10 o 15 metros!... fresnos, avellanos... vegetación de ribera. Muchos árboles no acierto a distinguirlos ahora que están desnudos de sus hojas... Sentimos el murmullo del agua que salta, el repicar del pájaro carpintero que taladra la madera en algún rincón de la floresta en busca de su almuerzo...
Y ahora? Hacía el agua... descendemos por senderos imposibles en los que grandes árboles duermen tumbados, caídos a plomo desde el cielo. Saltamos troncos, pasamos por debajo de ellos, atravesamos túneles entre zarzas, enredaderas y viburnos...
- esto sí que mola! -dice el pequeño...
Recorremos la ribera junto al agua hoy impetuosa y clara que desciende... seguimos el camino regalando nuestros sentidos con las más diversas formas... En un momento, el sendero se convierte en un riachuelo... Pasamos como podemos ya que volver atrás queda olvidado por el empuje que da la sensación de descubrimiento y aventura...
- tenemos mapa?
- no... pero tenemos galletas...
Reímos, caminamos, chapoteamos en el fango...Vamos girando... de tanto en tanto aparece el pensamiento negativo: "y si esto no nos devuelve al punto de inicio?"... Se disparan las alternativas... Pero paro ese miedo estúpido en seco. Y vuelvo: Observo la huella del zorro, busco a la ardilla en la copa de los pinos, degusto el sabor del agua en la hoja del roble que me ofrece un trago, sigo el amarillo de la Retama que parece indicar el camino... Y el Sol se va poniendo de cara... así que el círculo de vida se va cerrando...
Tras casi dos horas hemos llegado a la pista de las bicicletas... Observamos una excelente panorámica de la Mola y el vallés entre nubes que avanzan....
Y encuentro un árbol especial que bien podría ser un Arco...mmmm... y finalmente, junto al coche aparcado aunque sorprendentemente no lo vimos al llegar, uno más mágico: el único Tejo anciano que conozco en estas montañas...
Una vez más no hemos tenido que ir demasiado lejos... Una vez más he sentido que la Tierra es casa.