Soy un Nómada. Mis únicas Banderas son el cielo del día y el manto de estrellas en la noche. Mi Tierra está allí donde piso. Mi cultura es la que comparto e intercambio con las personas que encuentro en el camino. Mi himno es el canto de los pájaros, el susurro de los arroyos cristalinos y el bufido del viento en bosques y cumbres. Mi gente sois tod@s, aunque todavía no os conozca.

lunes, 13 de agosto de 2012

Erronkariko Ibaxa


Al igual que el husky de mis vecinos del pino de enfrente, paso la noche con el cielo de estrellas tililantes como techo. La familia duerme en el iglú que me ha cobijado en tantas tierras, montañas, tormentas y calmas, pero yo he preferido aprovechar el buen tiempo y el calor relativo del Monte en verano para dormir como me gusta, a lo "indígena" ...aunque sin hoguera...

Nafarroa (Navarra). Erronkariko Ibaxa (Valle del Roncal). Uno de los valles que me faltaban visitar en los Pirineos. Y ha sido una agradable sorpresa en la que todo ha ido sobre ruedas, pese a una inoportuna lesión de aductores y mi tobillo izquierdo que no deja de inflamarse sin motivos aparentes cuando le da, porque sí, sin más...en mitad del camino.

Aprovechamos las primeras horas del día, todavía frescas enmedio de esta invasión de calor saharaui de la primera semana de Agosto, para caminar por los Montes y Bosques... Al medio día, merodear por las montañas peladas era prácticamente una locura y los Buitres sobrevolaban pacientes a aquellos que permanecían bajo los rayos horizontales que caían a plomo sobre las piedras recalentadas. En esas horas de máximo calor, buscamos el refugio de rincones húmedos y frescos, caminamos por los riachuelos y nos bañamos en las pozas de aguas frías y mansas del río Belagua.

La primera mañana subimos el Arlas, frente al cual la fabulosa silueta del pico de Anie se erigía desafiante. El Arlas es una montañita de 2043m, pero con carácter navarro. Desde la Piedra de St. Martín, ya en la frontera, ascendimos sin ton ni son dejándonos llevar hacia la figura que se recortaba cerca, muy cerca. En menos de una hora remontábamos su arista Sur -por aquello de buscarle un poco de chispa al asunto- y en unos minutos nos plantamos en su cima. Tres Buitres enormes nos salieron al paso en uno de los quiebros rocosos, desplegaron sus alas y se lanzaron al vacío sin siquiera moverlas, aprovechando la verticalidad de la pared que presenta este monte por su cara SE. En la cima apenas pudimos permanecer unos minutos: tal día como hoy, parecían haberse dado cita en la cumbre todas las hormigas reinas -aladas- del mundo! ... Mientras intentaba tomar alguna foto, miles de insectos se estamparon contra mí, mi família y el objetivo de mi cámara... Desde la cima me despedí del Anie... que pienso y espero poder subir en alguna ocasión, aunque solo sea por el placer del reencuentro.



-Muchos seres pequeños pueden hacer que uno muy grande se vaya! -sentenció el pequeño cuando llegamos a un lugar a salvo de la marabunta... Nos reímos y continuamos sacudiéndonos las hormigas que nos quedaron pegadas al sudor del cuerpo...

El día siguiente se presentó más despejado y caluroso si cabe. Aprovechamos para ir al Pico de Ori (foto cabecera), el primer 2000 del Pirineo según se viene desde el cantábrico, el 2000 más occidental de la cordillera. Una mole de suaves formas onduladas con una preciosa pirámide sumital y algunas antecimas y cimas secundarias recortadas con una caida vertical. Nuevamente, buitres vigilantes. Esta vez un sendero bien marcado que partía del collado de Larrau. Una ascensión ràpida y un quiebro en la parte final del sendero antes de llegar al collado para entomar la cima directamente por la arista y ponerle algo de salsa al potaje... Una cima alargada con tres promontorios desde los cuales el valle de Irati y cientos de Montañas se extendían en un círculo completo. Nuevamente hormigas aladas, pero en menor cantidad, nos recibieron con sus alas abiertas en una danza de duendes frenéticos. Desestimamos subir al Oritxipia, tanto en la ida como en la venida, básicamente por evitar permanecer más horas de las necesarias bajo la tremenda insolación de estas jornadas y por aquello de "no hemos venido a coleccionar nada". Una pareja subía con algunos kilos de más y sin una triste botella de agua. Ella tenía el rostro de color rojo insolación. Eran las 13.00 hs y apenas habían caminado una quinta parte del camino. Nosotros ya veíamos el collado a mano y los vehículos, y a punto estuve de dejarles el cuarto de litro de agua que nos había sobrado -de 3litros con los que habíamos salido- de la excursión. Pero... de los errores se aprende. Así que sin agua se quedaron.

Buscamos nuevamente un lugar en el que pasar la tarde. Esta vez un fantástico rincón en el que disfrutamos en soledad de la canción del río, de la sombra del puente mágico, de las hadas y ninfas que se bañaron con nosotros y las truchas.


La tercera jornada se la dedicamos a Irati. Tras una aproximación en vehículo, nos decantamos por acercarnos al punto de información de las Casas de Irati y realizamos la ruta hacia el embalse de Irabia. Hayas y Abetos enormes y probablemente centenarios nos proporcionaban sombra, pero no excesivo refresco. Asi que de tanto en tanto, cuando se podía, nos acercábamos al Río Urtxuria a bañarnos con las truchas y los renacuajos en las aguas transparentes y plácidas. Llegamos al embalse en poco menos de dos horas, y retornamos al punto de inicio en otras tantas intentando combinar más senderos y dejando de lado la amplia pista por la que los ciclistas deambulaban con parsimonía entre los magníficos hayedos que un día sirvieron para fabricar los mástiles de la "Armada Invencible"...que de invencible tuvo poco, como ya saben tod@s.


Solo queda marcar en el mapa los lugares que visitaremos en la próxima acometida a este magnífico lugar, porque volveremos algún día. Y espero que el Pico de Anie, como ya he dicho, sea uno de ellos.