Hoy no soportaba pasar un día más en la Gran Mancha Gris... así que recién levantados, monto una mochila ligera con lo imprescindible y salimos de Bcn en dirección al Taga. Muchos sabéis que es ésta una de las Montañas más emblemáticas para mí, porque fue mi primer 2000, porque fue y sigue siendo Mi Montaña Mágica.
- Una Montaña de vacas! – dice siempre un viejo conocido, gran escalador y alpinista hasta que su boda lo hizo abandonar las Cimas...
Y sí. Hoy hemos podido constatar que la ruta de ascenso que hemos escogido estaba llena de vacas. Ya llega el Otoño, así que los ganaderos estaban encerrando en corrales temporales a las reses y las iban bajando en grandes remolques, e incluso en un pequeño camión, hacia sus establos donde pasarán el tiempo frío que se avecina.
No se ha pintado de rojos todavía el Bosque. Las Grandes Hayas aún se ven verdes y frondosas. Aunque el Otoño está al caer, todavía se respira un Monte como de primavera, aunque sin tantas flores, y con más frutos: majuelos, serbales, hayucos, ginebros... todos cargados de regalos para los zorros, los pájaros, los roedores...los jabalíes.
Escogemos ascender desde Coll de Jou, ya sabéis: de Ribes de Fresser a Bruguera y atravesando la población cogiendo la pista cementada que sube hasta el collado, donde hemos aparcado, a unos 1650 m de altura. Más abajo El Refugio St Jordi y la pista que continúa desde allí hasta st. Joan de les Abadeses. Y ese gran depósito de agua para los helicópteros que afortunadamente este año tampoco se ha utilizado, que yo sepa.
Siempre elijo apartarme del rosario humano que siguiendo la cerca alambrada sube directamente hacia la cumbre, soportando algunos tramos con una respetable inclinación. Hemos escogido de nuevo el camino hacia el noreste, hacia el Coll de Comallonga, a unos 1850 m de altura, desde donde se toma con facilidad la carena y el sendero marcado por el tránsito de tantos años y gentes que nos lleva girando al Oeste hacia la cima del Taga.
Ha sido en una de estas cuando el pequeñajo ha gritado como un cosaco:
- Mireu!!!... mireu quina Ploma més bèstia!!!
Y para nuestra sorpresa, un Gran Pluma de Buitre Leonado, de casi 50 cm, estaba en su mano. Habíamos seguido con los prismáticos el vuelo de algunos ejemplares, pero que nos dejaran este regalo no entraba en nuestros planes. Las grandes águilas hoy no han aparecido, pero reconforta saber que los Buitres pululan como moscas por estas Montañas, de nuevo... tras años en los que a punto estuvieron de extinguirse.
De tanto en tanto, ya con las vacas y los Buitres más abajo, alguna señal de Rebecos y Liebres nos han alegrado el paso. Y una bandada de chovas parecía esperarnos en el Coll de Comallonga. Allá, al remontar la carena por unas rocas pequeñas donde el pequeñajo ha echado manos a tierra y ha soñado con hacer su propio Everest, escalando su trocito de Montaña, las Gigantes ahora desnudas de nieve nos han enviado su saludo en forma de precioso paisaje, de horizonte lejano torneado de marrones, verdes y grises combinados con sombras proyectadas por blancos cúmulos que crecían en un azul perfecto. Una poesía visual ...
La Cruz del Taga. 2035m. |